Los rusos utilizaron una vez una ingeniosa táctica para hackear ordenadores militares estadounidenses no conectados a internet
En 1996, los rusos consiguieron hackear al gobierno de Estados Unidos usando una estrategia narrada en un reciente informe de The New Yorker.
Para hackear en la red de los militares estadounidenses – que estaba clasificada y no estaba conectada al Internet público – los rusos plantaron pendrives de USB en los quioscos cerca de la sede de la OTAN en Kabul, con la esperanza de que un soldado americana comprara uno de esos pendrives y lo conectara a uno de esos ordenadores de la red militar. Funcionó.
Esta historia fue documentada originalmente en «Dark Territory», la historia de Fred Kaplan de la guerra cibernética de 2008. Desde ese ataque, la guerra cibernética se ha convertido en una herramienta clave en el arsenal del gobierno ruso, que se utiliza en todo, desde influir en las elecciones presidenciales de Estados Unidos hasta intimidar a un vecino débil.
Hack contra Estonia
En otro caso extraordinario, veinte años más tarde, que recibió poca cobertura informativa, el gobierno ruso consiguió hackear los principales sitios web estonios durante dos semanas para presionar a su vecino a conservar una estatua de un soldado soviético que el gobierno estonio tenía planes de retirar de una plaza.
El gobierno ruso advirtió abiertamente que sería «desastroso para los estonios» si la estatua fuera removida. Poco después del ataque, el gobierno estonio decidió salvaguardar la estatua.
Las agencias de inteligencia estadounidenses concluyeron recientemente que el gobierno ruso actuó encubiertamente para influir en las elecciones presidenciales de 2016 en favor del presidente Donald Trump, al liberar emails hackeados del partido de los demócratas a Wikileaks.
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