La verdad sobre el vínculo entre las canas y el estrés
Estabas disfrutando de un día normal, cuando te fijaste en el espejo del baño: tienes una cana o varias canas. Lo peor es que destaca como una hoja de hierba en un jardín muy cuidadosamente arreglado.
Silenciosamente, te dices a ti mismo: ¡Es el estrés! ¡No debería dejar que me afecte!
Probablemente hayas escuchado que puedes evitar la aparición de canas manteniendo bajos niveles de estrés. En este caso, hay buenas y malas noticias: No es verdad. El estrés tiene poco que ver con tus canas. En realidad, los factores genéticos desempeñan un papel más importante en la determinación de cuándo el pelo empieza a perder su color.
«Para la gran mayoría de gente, las canas no se deben a algo que hayas hecho, sino a factores genéticos fuera del control», dijo Nina Goad de la Asociación Británica de Dermatólogos a la BBC.
Si te preguntas cómo llego a darse este mito, puedes culpar a los ratones.
Varios estudios en roedores han sugerido un vínculo entre el estrés y la aparición de canas. Un estudio en 2011 incluso sugirió que la exposición a largo plazo al estrés, que se ha demostrado que afecta a nuestro ADN, podría modificar los genes que dan al pelo su tonalidad. Y un estudio en 2009 sugirió que la razón es porque a medida que envejecemos, producimos cada vez menos una proteína especial que amortigua que el cabello se vuelva gris.
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Por suerte, los ratones no son personas (y la mayoría de ellos son de color gris de todos modos). De todas maneras, hay poca investigación que apoye la idea de que los resultados de esos estudios ocurran en los humanos.
La conclusión (final) de canas vs estrés
Rodney Sinclair, profesor de dermatología de la Universidad de Melbourne, escribió en un post para The Conversation. «No hay evidencia que vincule la aparición de las canas al estrés, la dieta o el estilo de vida.»
Por lo tanto, si estás preocupado que las canas son el resultado de una vida estrenaste, ya tienes una cosa menos por la que preocuparte.
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