4 estrategias para recordar todo lo que aprendes
Si vas a aprender algo, necesitas dos tipos de conocimientos previos:
La mala noticia: nuestro sistema educativo se salta uno de ellos, lo que resulta problemático, ya que la capacidad de aprender es un gran predictor del éxito que se alcanza en la vida, desde conseguir buenas notas en lo académico a destacar en el trabajo. Todo requiere aprender habilidad tras habilidad.
«Los padres y profesores son bastante buenos en impartir el primer tipo de conocimiento», escribe el autor de psicología Annie Murphy Paul. «Nos sentimos cómodos cuando hablamos de información concreta: nombres, fechas, números, hechos. Pero la orientación que ofrecemos en el acto de aprendizaje en sí mismo, los aspectos metacognitivos del aprendizaje, son ignorados, y esto se puede demostrar.»
Henry Roediger y Mark McDaniel, psicólogoes en la Universidad de Washington y coautores de «Make it Stick: The Science of Successful Learning», dicen que «la manera en que enseñamos y estudiamos es en gran medida una mezcla de teoría, tradición e intuición.»
Así que vamos a modificar esa tradición. Aquí tenemos estrategias de aprendizaje que realmente funcionan.
- Obligarse a recordar
Los Flashcards (tarjetas de memoria) te obligan a pensar de verdad. La parte menos divertida de aprender es que es duro. De hecho, los autores de «Make it Stick» argumentan que cuando el aprendizaje es difícil, es cuando estás aprendiendo al máximo, de la misma manera que el levantamiento de pesas al límite de tu capacidad te hace más fuerte.
Es simple, aunque no es fácil, tomar ventaja en esto: Obligate a recordad un hecho. Los Flashcards son un gran aliado en esto, ya que te obligan a suministrar respuestas.
- No caigas en la fluidez
Prueba a recordar antes de seguir adelante y olvidarse de información importante, como el número de tu puerta de embarque. Cuando aprendes leyendo algo, sientes que es fácil, pero lo que estás experimentando es fluidez.
Sólo te dará problemas.
Ejemplo: Digamos que estás en el aeropuerto tratando de recordar la puerta de embarque de tu vuelo a Viena. Ves en los monitores de la terminal, es B61. Piensas, ¡oh, B61, qué fácil!. Te das la vuelta y sigues caminando, miras tu teléfono, y al instante te olvidas hacia donde vas.
La alternativa: leiste el número de la puerta. Te das la vuelta, y te preguntas, ¿Cuál es la puerta? Si puedes recordar que es B61, ya te puedes ir.
- Conecta cosas nuevas con cosas viejas
Relacionar conceptos abstractos, como la transferencia de calor, a algo más tangible, como el café caliente, ayuda.
«Cuanto más se pueda explicar sobre la manera en que lo nuevo que has aprendido se relaciona con el conocimiento previo,» escriben los autores de Make It Stick, «más fuerte será tu comprensión sobre lo nuevo, y cuantas más relaciones hagas, más fácil será recordar más tarde.»
Una técnica muy buena es pensar en ejemplos de la vida real. Si acabas de aprender sobre rimas, sería bueno leer poemas en los que se exhiben. Si acabas de descubrir el concepto de transferencia de calor, podrías pensar en como una taza de café dispersa el calor a tus manos un frío día de invierno.
- Reflexionar, reflexionar, reflexionar
Reflexiona sobre lo que has aprendido para que se te quede en la cabeza.
Reflexionar ayuda. En un estudio de la escuela de negocios de Harvard, los empleados de un centro de servicio al cliente consiguieron un rendimiento de un 22.8% mejor tras pasar 15 minutos al final del día reflexionando sobre su trabajo.
«Cuando la gente tiene la oportunidad de reflexionar, experimentan un aumento en la auto-eficacia,» dice la profesora en Harvard, Francesca Gino. «Se sientes más seguros de que puedan lograr cosas. Como resultado, ponen más esfuerzo en lo que están haciendo y en lo que aprenden.»
Puede parecer que el hecho de reflexionar te lleva a trabajar menos, pero sin duda te llevará a lograr más.