Las entrevistas son como una calle con dos carriles. Mientras tu estás tratando de conseguir un trabajo, quieres saber si estás recibiendo un mal jefe en el proceso. Simplemente, no puedes preguntas «¿Eres un buen jefe?» pero a lo mejor puedes hacerte una idea con preguntas más sutiles.

El blog de negocios Harvard Business Review sugiere hacer preguntas acerca de la forma en la que vamos a trabajar como si ya tuviéramos la oferta de empleo. Hazle preguntas acerca de cómo se llevaran a cabo las tareas del día a día, o discute un proyecto si puedes. Esto te dará una idea de cómo piensan:

Al mismo tiempo, puedes ver cómo responde. «Observa su disposición a entablar un diálogo, en lugar de hacerle preguntas preestablecidas,» dice Fernández-Aráoz. «Piensa en ello como si fuera un ensayo de una sesión de trabajo colaborativo con tu futuro jefe.» Si el/ella está dispuesto/a a colaborar contigo durante la entrevista, probablemente participará en una relación de trabajo. Después (y sólo después) de que se haya construido una buena relación, haz preguntas con las que el/ella explicará las expectativas que tiene para la persona que consiga el empleo, y cualquiera de las desventajas potenciales del trabajo.

Por supuesto, no se puede juzgar a nadie con tan sólo una conversación, pero con este proceso se obtiene probablemente mucha más información que simplemente preguntar, «Así que, ¿cómo maneja a sus empleados?». También lograrás mostrar un afán de su parte para trabajar y (con suerte) una comprensión de cómo iría ese trabajo.