Para los jóvenes banqueros que trabajan duro, es fácil quedar atrapados en la rutina diaria y perder de vista lo que es importante.

La directora de crédito en el gigante de la banca de inversión KKR, Michelle Domanico, ha visto como banqueros, tanto jóvenes como mayores, han quedado atrapados en el estilo de vida de Wall Street y llegan a ser demasiado dependientes de sus puestos de trabajo, y al final perderlo todo.

Recientemente nombrada en la lista de finanzas «30 Under 30» de Forbes, Michelle comenzó su carrera en Wall Street en UBS en Nueva York en plena crisis financiera.

«Vi que mucha gente ganaba mucho dinero en estos puestos pero habían diseñado estilos de vida que eran extremadamente caros», dijo. Eso los hizo extremadamente dependientes de sus trabajos y de sus pagas extras.

La crisis

Es más, mucha gente con la que ella trabajaba se sintieron atrapadas con la llegada de la crisis.

Tenían «un conjunto de habilidades muy específico, y de repente no había otras empresas contratando, y dependían de aquellas pagas extras que eran completamente opcionales al final del año para pagar el estilo de vida que habían construido», dijo – sea lo que sea, como escuelas privadas para sus hijos o hipotecas en Manhattan.

dijo que muchos banqueros en las finanzas, incluso a día de hoy, considera que sus pagas extras son obligatorias, incluso cuando se sabe que siempre son opcionales. Y eso hace que los empleados estén descontentos y que exista una cultura de trabajo duro.

También comentó que hay una presión enorme en Wall Street de mantener la apariencia, que a menudo se traslada a que los banqueros se gasten dinero en lujos llamativos como relojes, coches de lujo, bolsos de Prada, o zapatos de Louis Vuitton.

Cuando se trasladó a KKR, decidió que nunca quedaría atrapada en su posición. «Siempre quise ir a trabajar porque quería estar allí», dijo. «No porque dependiera de la paga extra, que puede o no venir a final de año.»

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