Unos de los desarrolladores de Bitcoin dice que la divisa es un «experimento fallido»
Mike Hearn, un prominente desarrollador de la criptomoneda, ha vendido todos sus bitcoins, y ha dejado de trabajar en el proyecto citando cuestiones profundas.
Un desarrollador senior de Bitcoin ha declarado que la criptomoneda es un experimento fallido, y destaca que el final de la moneda se debe a que la comunidad ha sido incapaz de adoptar nuevas normas que permitan que crezca constantemente, manteniendo la estabilidad.
Mike Hearn, un desarrollador senior de bitcoin que llevaba tiempo trabajando en la fundación y además ex presidente del comité de ley y política de la fundación, anunció en una entrada de blog que está vendiendo sus monedas y deja el desarrollo del proyecto. «A pesar de saber que bitcoin podría fracasar en cualquier momento, la conclusión ineludible de que ahora lo ha hecho me entristece demasiado», escribió.
Las objeciones de Mike a la situación actual de bitcoin son varios y de carácter técnico, pero en el fondo hay dos errores: la sección de la comunidad bitcoin con poder sobre el futuro de la divisa está excesivamente centralizado y demasiado resistente al cambio.
Mike escribe que: «Lo que estaba destinado a ser una nueva forma de dinero descentralizado a la que le faltaba «instituciones de importancia sistemática» se ha convertido en algo peor: un sistema completamente controlado por un puñado de personas.»
Hay dos equipos importantes en la estructura organizacional de bitcoin: los desarrolladores y los mineros.
El primer grupo son aquellas personas con la autoridad para hacer cambios a la versión de lanzamiento de bitcoin (el «núcleo»). Aunque bitcoin es un software de código abierto, lo que significa que cualquiera puede utilizarlo o cambiarlo para crear un sistema nuevo, existe todavía sólo una versión oficial de su software.
Cualquiera puede proponer cambios a realizar a esa versión, pero sólo cinco personas tienen la autoridad para realizar esos cambios en la versión oficial, y los cinco tienen las opiniones divididas desde hace seis meses sobre cómo hacer frente a los problemas de capacidad de bitcoin a medida que crece.
La división de opiniones se ha vuelto tan mala que Gavin Andresen, el más senior de los desarrolladores, y Mike trataron el pasado agosto lanzar una actualización que utilizaría el mismo código básico de bitcoin pero arreglaría los problemas de capacidad. Pero ese lanzamiento simplemente empeoro la situación entre los desarrolladores, donde la gente que apoyaba la nueva versión (llamada bitcoin XT) eran añadidos a la lista negra por los partidarios de la versión anterior.
Pero la principal razón de que XT nunca despegó fue porque el segundo grupo, los mineros, se negaron a adoptar la versión.
Se supone que bitcoin es una moneda descentralizada. Cualquier persona puede descargar toda la historia de las transacciones de bitcoin, y dedicar la potencia de ordenadores para la verificación de transacciones futuras (llamado mining). Para que el cambio a XT sucediera, más de la mitad de los ordenadores de la red de bitcoin tiene que adoptar y actualizar su software también.
Pero muy pocas personas se dedican a minar bitcoin. Es muy costoso en términos de hardware, tiempo y electricidad, por lo que es muy difícil batir a empresas equipadas profesionalmente. Aquellos que minan lo hacen agrupándose a un «pool» de ordenadores, por lo que comparten esa potencia de computación requerida pero también comparten los beneficios. Esos «pools», sin embargo, son también centralmente controladas. Como resultado, Mike señala, sólo dos individuos controlan más del 50% de la potencia de la red bitcoin.
Por sus propias razones, los mineros, que están basados mayormente en China, son reacios a cambiar el software de bitcoin, o impulsar cualquier cambio.
Como resultando, escribe Mike, bitcoin está viendo un incremento constante de congestión en la red, sin poder hacer frente con su versión actual. Y el fracaso institucional para aceptar cambios significa que la confianza en la moneda está disminuyendo. «Los fundamentos están rotos y pase lo que pase con el precio a corto plazo, la tendencia a largo plazo debería ser probablemente a la baja», finaliza Mike Hearn.