Si no te gusta molestar a la gente con favores, puede que haya una parte de ti que tema a que se molesten contigo. Si ese es el caso, sigue adelante y pregunta, porque en realidad, los favores personales te hacen más simpático.

A menudo, nuestras propias acciones acerca de las personas determinan nuestras ideas acerca de ellas, y no al revés. En otras palabras, no damos a nuestros enemigos la oportunidad de convertirse en nuestros amigos, y pedir un favor puede dar la vuelta a este hecho. Sin embargo, hay otra manera de ver esto.

Pedir un favor también le da a alguien la oportunidad de ayudar, y eso hace que la gente se sienta bien consigo misma y contigo. Por ejemplo, un estudio de 1969 pidió a estudiantes que participaran en un concurso donde ganaban dinero. Después del concurso, los estudiantes fueron clasificados en uno de estos tres escenarios:

¿Qué percepción tuvieron los estudiantes sobre el investigador?

Se les preguntó a los estudiantes calificar cuánto les gustaba el investigador, y aquellos a quienes el investigador se les acercó (Escenario 1) lo calificaron de manera más alta, a pesar de que les pidió un favor.

Completar un favor hace que la gente se sienta de la misma manera que cuando les haces las preguntas correctas: importante y útil. Así que si tienes miedo a preguntas, no temas, las probabilidades serán que harás que le gustes más a alguien.

Por otro lado, hay personas que van demasiado lejos con esto y se aprovechan de tu amabilidad, y eso sí que es molesto. Así que definitivamente hay límites a esta idea, pero en general, si eres el tipo de persona que temes decir lo que piensas, esto podría ayudarte a superar ese miedo.

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