Todos somos propensos a cometer errores épicos de vez en cuando, y sabiendo por que tienden a ocurrir puede ayudar a evitarlos en el futuro. Un estudio publicado en la revista Intelligence descompone lo que consideramos nuestros errores tontos en tres categorías.

Los investigadores han compilado una lista de historias llenas de errores estúpidos, y luego hicieron que un número de personas lo tasaran basado en un número de factores, incluyendo quien era responsable, lo malo que fueron las consecuencias, y mucho más. Cuando los investigadores analizaron todos los datos, encontraron tres causas principales de nuestros errores tontos.

Este problema es más conocido como el efecto Dunning-Kruger. Esencialmente, es cuando personas no calificadas se creen que son mejores en algo de lo que realmente son. Como es de esperar, esto da lugar a todo tipo de errores tontos. Por ejemplo, tal vez crees que eres un genio en reparar ordenadores. Sin embargo, cuando fuiste a intentar arreglar el portátil HP de tu madre, te las arreglaste para borrar todo el disco duro porque eres bueno en sistemas basados en Linux pero no tienes ni idea sobre los sistemas con Windows XP.

La mayoría de nosotros fallamos en prestar atención todo el tiempo y esto resulta en nuestros errores más tontos. No hay posibilidad de que esto no te haya pasado nunca. Tal vez te has distraído al llegar a un semáforo y has chocado con la persona de delante, o tal vez te has distraído por un pájaro y se te ha caído tu teléfono al suelo. Cuando no prestamos atención, tendemos a hacer cosas estúpidas.

Todos hemos hecho cosas estúpidas por impulso y cuando nuestro comportamiento parece estar fuera de nuestro control, un error tonto parece que sigue. Algo tan simple como perder la calma cuando alguien nos roba nuestra última barra de chocolate en la oficina entra en esta categoría.

Siempre cometeremos errores y nunca podremos vivir una vida sin cometerlos, pero las tres causas de arriba son un buen punto de partida para identificar nuestros propios errores. Son un buen recordatorio que todos solemos sobrestimar nuestras propias habilidades, no prestamos atención y tomamos decisiones impulsivas y tontas.